y en ese espacio inconexo;
reflexione.
Me vi a mi mismo sometido a juicio
y los que me juzgaban
me recordaban quien fui,
tocaban una y otra vez la llaga
y cuando me quejaba decían;
ves, tu no has cambiado.
Cuando trataba de explicarme
volvían a tocar la llaga
y yo volvía a quejarme,
lo ves... sigues siendo el mismo.
Me di cuenta de que no podía luchar contra la mayoría
pero si podía en cambio aceptarme sin dar mas importancia.
Comprendí el poder que ejerce el que te conoce
y utiliza ese mismo conocimiento para dañarte.
Pero en el juicio solo había un culpable
y era yo mismo.
Era culpable de no jugar ese juego que siempre he aborrecido
ese juego tan popular entre los que se salen con la suya
tambien era culpable de no escucharme y de no saber jugarlo.
Cuando dictaron sentencia
no parecía sorprendido
ya sabia de antemano el veredicto
Culpable.. si
pero culpable de ser distinto
No hay comentarios:
Publicar un comentario