Ante los pinos milenarios,
Se alza majestuosamente, la montaña.
Siguiendo un camino hecho por un padre y su hijo pequeño
Nos acercamos a un balcón de tierra con las vistas más hermosas
Fátima y Jordi;
Una pareja entrañable me recibe
Me alimenta
Me devuelve la sonrisa
Esa que uno lleva en el alma
Y cuando sonríe, Dios te llega.
Rodeados de naturaleza, con respeto construyen su casa.
Un hogar en lo mas salvaje y libre.
Donde solo ves belleza
Donde vuelves a ser niño
Yo me siento agradecido
Repiro ese aire que me llena de vida
Y con un hasta pronto
Me alejo de ese lugar de ensueño
Para adentrarme en lo cotidiano.
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