El poema tiene una base preciosa y llena de sentimientos sinceros. Te propongo una versión pulida que mantenga tu esencia, pero con una estructura más fluida y
A mis vecinos
Os conocí de la forma más inesperada,
el primer día que llegué a esta, mi primera casa,
quedando encerrado en el ascensor.
Fuisteis amables y sencillos,
y vuestra empatía me cautivó.
Nos fuimos conociendo,
y nació una amistad,
un privilegio teneros cerca.
Aún guardo con cariño,
como un tesoro inalcanzable,
el dibujo de Lucía,
a quien veo crecer y hacerse más bonita.
El humor sevillano y natural de Sara,
y el talante bonachón y prudente de Carlos,
el hombre y padre leonés.
Habéis estado allí,
en mi momento más triste,
cuando Sifu, a quien también cuidasteis, murió.
La primera persona que me abrazó fue Carlos,
y la que estuvo llamándome, Sara.
Y eso no se olvida.
Como poeta os observo,
y veo en los tres unidos
el verdadero valor de la familia,
combinados en la noble educación de vuestra hija,
cuando vais a buscarla al colegio,
cuando salís los tres juntos.
Y eso me conmueve,
porque no hay nada más bello,
más notable, más hermoso,
que tener tan cerca un hombro amigo.
Le dais belleza al concepto de vecino.
Yo, lobo solitario,
agradezco vuestros consejos,
los saludos, las sonrisas,
y los sustos impredecibles
cuando abro la puerta y, de pronto, veo a Sara llegando,
mientras yo aún atrapado en mis pensamientos,
vuelvo a la realidad con sorpresa.
Ahora llegan las fiestas,
y con este poema os digo:
Gracias por vuestro cariño,
sé que es verdadero,
sé que sale de lo más profundo de vuestro ser,
y el sentimiento es mutuo.
Este poeta cincuentón,
con el corazón como testigo,
os llama amigos,
os quiere y os respeta.
La vida puede ser un lugar frío,
sobre todo cuando uno es transparente y cercano.
Vosotros sois ese abrigo,
esa sensación de cercanía.
Y me llena de alegría teneros.
Felices fiestas y un próspero año nuevo.