aprender y proseguir
pero llevaba la carga de la costumbre
a sus espaldas.
No le era tan fácil asimilar lo que sabia.
le gustaba perderse
y adoraba arrepentirse todas las mañanas
Se prometió a si mismo que cambiaría
y lo hacia,
el mundo le iba poniendo en su camino
en rostros ajenos
consejos que había oído toda su vida
y siempre ignorado.
Por alguna razón le satisfacía su propia angustia.
y llevaba preguntandose
sobre ella
algo mas de cuarenta años.
sabiendo la respuesta
pero siempre fiel al auto engaño.
El autoengaño se convierte en una costumbre, se hace muy difícil darle batalla. Maravilloso tu don de poner en palabras lo cotdianamente vivido. Abrazo.
ResponderEliminarYa te digo q tengo un Argentino dentro Tia Mirta jajaja.
ResponderEliminarParece al aprendiz que crecer es al fin el más duro e improductivo de los trabajos, pero sólo parece. Muy buena tu reflexión Gerard
ResponderEliminarcomo te sale ese arte andaluz oleee tu gracia Luisa
EliminarY un dia te despiertas y notas que algo extraño te sucede. ¡Madre, estoy enfermo! ¿Que tengo? Y de pronto descubro que hoy no tengo angustia, que al menos por hoy se ha ido. ¿Que sucedió? Ah, ya lo recuerdo, ayer cobré.
ResponderEliminar"Reflexión argentina" Muy buen poema sobrino, muy bueno.
El autoengaño, ¿qué haríamos sin él los humanos? Molt maco Gerard.
ResponderEliminarHe visualizado un hermitaño, pero no quien decide apartarse para hacer una vida errante. He visualizado a un hombre que habita entre otros, prisionero en su propio encantamiento. Muy buen poema, Gerard. Abrazos, amigo
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